lunes, 8 de diciembre de 2008

Manifestación de los vecinos de El Alcolar

Extraído del periódico "La verdad"

Unas 200 personas se congregaron para protestar por la situación de avanzado estado de deterioro de la Urbanización El Alcolar en el Puerto, «que ha sido abandonada por el promotor (Mazalia), y el Ayuntamiento. La situación ha ido empeorando en los últimos meses», según los vecinos.

Seguiremos informando...

sábado, 6 de diciembre de 2008

Urbanización El Alcolar, viviendas prefabricadas para realojo

Nos pasan este comunicado con el fin de hacerse oir por algo importante:

La queja de los vecinos de esta urbanización es que se van a ubicar viviendas de realojo en terrenos cedidos al Ayuntamiento para la ubicación de servicios (Educación, Sanidad, Deportes o servicios municipales) y el Ayuntamiento los usas para la ubicación de personas.

En el mejor de los casos y teniendo en cuenta de que no existe ninguna animadversión contra los realojados, la ubicación de ellas aún de modo temporal no está permitido por ley y es causa de retracto, con lo que si se llegara a denunciar esta situación el Ayuntamiento habrá de sufragar (años mediante) unos costes altísimos por negligencia, una más, de sus gobernantes.



EL PROXIMO DOMINGO DIA 7 DE DICIEMBRE A LAS 12:00 DEL MEDIODÍA, SE HA CONVOCADO UN RECORRIDO-MANIFESTACIÓN CON CACEROLADA, POR LA UBICACIÓN DE INFRAVIVIENDAS DE REALOJO, EN ZONAS DESTINADAS A SERVICIOS, DENTRO DE NUESTRA URBANIZACIÓN.

SALIDA CENTRO COMERCIAL EL ALCOLAR Y LLEGADA A LA ROTONDA DE LOS BARCOS FENICIOS (MERCADONA). OS ESPERAMOS A TODOS PASAD LA INFORMACIÓN

lunes, 1 de diciembre de 2008

Carta a los zagales (triste realidad)

Colaboración de un lector con esta "carta a los zagales", extraída por él del blog La sombra de aznar

Es la triste realidad del Levante español:

Ginés F. tiene ya 27 años y poco que hacer desde hace unos meses, salvo sacarle brillo al BMW 316 que compró hace dos años cuando ingresaba casi cuatro mil euros al mes. Otra de las pocas cosas que tiene que hacer es pensar cómo va a seguir pagando la hipoteca de su pequeño piso, en su mismo pueblo, cuyo precio total fue de unos 200.000 euros hace cuatro años.

Es uno de los muchos jóvenes entre 25 y 35 años que en todo Levante y especialmente en la Región de Murcia han engrosado las listas del paro en el último año. La EPA del tercer trimestre revela que los parados en esa franja de edad se han incrementado en un 335% en esa Comunidad Autónoma de un millón y cuarto de habitantes y que ya tiene más de cien mil desempleados.

El caso de Ginés es típico. Hace más de diez años, cuando a trancas y barrancas seguía repitiendo curso en el Instituto empezó a oír que en la Marbella del GIL pagaban 400.000 pesetas a los que eran buenos en sus oficios de albañilería y hostelería. Cuando más arreciaban las discusiones con su padre, también Ginés y albañil que quería que su hijo estudiara, resultó que empezó el boom de la construcción en la costa, primero, y en el interior murciano, después.

Ya no había discusión posible. Ginés fue uno de los muchos jóvenes que entraron en masa a trabajar de peones de albañil y rápidamente fueron especializándose como encofradores, pintores, electricistas, ferrallistas, soldadores, carpinteros metálicos, instaladores de aire acondicionado o calefacción, etcétera. Y empezaron a ganar, con la entrada del euro, el equivalente a lo que antes habían oído que se ganaba en pesetas en Marbella.

Zagales y gandules

Muchos más jóvenes que Ginés, dejaron entonces los estudios, aun sin tener la edad legal de trabajar, y empezaron a hacer horas clandestinas hasta cumplir los dieciséis años, cuando ya podían trabajar a pecho descubierto. El diputado regional socialista Mariano García Pérez asegura que conoce más de un caso en que un “zagal” se despedía de su maestro con chulería: “Me voy de ferrallista a ganar el doble que tú”. Y no era un farol.

Trabajaron las horas que hicieran falta durante unos años con tal de ganar todo lo que la burbuja inmobiliaria estaba dispuesta a darles. Mientras, sin capacitación profesional, ascendían en la escala laboral según los inmigrantes ucranios, rumanos, ecuatorianos, bolivianos, magrebíes y subsaharianos, etc. iban entrando en la construcción y la hostelería en los puestos peores.

Ginés tuvo además mucha suerte. De trabajar a decenas de kilómetros de su casa, pronto pudo colocarse en obras de su mismo pueblo, Algezares, una de las pedanías de Murcia con más actividad constructora en los últimos años y cuyos edificios se encaraman ya por las laderas hasta los límites del parque regional de la sierra de El Valle, a sólo cinco kilómetros del centro de la capital, o se “esturrean” en sentido contrario, hacia la huerta.

Cochazos de primera

Durante unos años, hasta el pasado, la vida ha sido una especie de Eldorado para todos estos jóvenes, tanto en Murcia, como en Almería, Alicante o Castellón. Todavía se les ve por ahí en sus aún flamantes BMWs pequeños o SEAT León. U otros más baratos pero bien “tuneados”. Coches ágiles y rápidos para las noches de marcha. Y para vacilar con las pibas a la puerta de las discotecas. Los que se ennoviaron, caso de Ginés, se “empuaron” con el pisito o, incluso, el adosado. Hay bastantes que se casaron y han tenido ya un hijo.

Los que siguieron solteros y en casa de los padres tienen menos deudas y compromisos, pero el mismo problema: son parados jóvenes y sin esperanza de recuperar el trabajo a medio plazo. Posiblemente, todos agotarán las prestaciones de desempleo, mientras se buscan la vida paralelamente, si pueden.

¿Volver a estudiar? Ni se lo plantea Ginés de lo mal que recuerda que le iba cuando tenía 14 y 15 años. “A mí, lo de leer no me va”, sentencia. Pero reconoce que algunos “críos” más jóvenes que él, los que llegaron al tajo en los estertores del boom inmobiliario-turístico, hablan de hacer formación profesional. Sólo hablan: no conoce ninguno que lo haya hecho. Les preocupan más las deudas contraídas y cómo mantener su efímero alto nivel de gasto.